“El cuidado es más que un acto; Es una actitud. Por lo tanto, abarca más de un momento de atención. Representa una actitud de la ocupación, el interés, la responsabilidad y la implicación afectiva con el otro.” Leonardo Boff
Por Lorena Pérez, voluntaria.
Con esta nueva frase quiero iniciar este compartir que muestra la importancia del cuidado de la persona, de intentar llegar a través de este apostolado al corazón de las personas con quienes he compartido, comparto y con quienes van llegando en este caminar. Vidas llenas de sueños y también de tristezas y frustraciones. Vidas a veces necesitadas de escucha, de cercanía, de presencia, de una mano extendida, vidas llenas de sabiduría y amor.
Este mes de noviembre, después de terminar las visitas a las comunidades y de haber recogido los datos preliminares del diagnóstico de la situación general y pastoral de las comunidades ribereñas del vicariato de Leticia, pudimos tener como equipo de pastoral una visión general de las fortalezas y debilidades que se presentan en esta zona de la Amazonía.
Las comunidades ribereñas son comunidades que, desde el punto de vista de la calidad de vida, si tomamos en cuenta la manera de disfrutar sus actividades, su familia, su entorno y todo lo que viven día a día. Puedo decir que son personas felices porque en medio de las carencias que desde mi punto de vista occidental no disponen. A cambio son niños que ríen con las cosas sencillas que la vida les presenta como trepar a los árboles para cosechar frutos, jugar fútbol, etc. Las madres disfrutan preparando los alimentos para sus hijos, bañándolos y los padres que aunque con expresión de cansancio después de la jornada tienen miradas de amor para sus hijos y la alegría de traer el alimento para su casa. Es entonces cuando puedo decir que son personas ricas porque valoran lo que tienen y lo disfrutan.
Brevemente, puedo compartir lo que en algún relato anterior mencioné, pero esta vez ya con evidencias. Por algunos años la iglesia (obispos, sacerdotes, religiosas/os y laicos/as) han descuidado el acompañamiento a estas comunidades ribereñas, tal vez por la disminución de vocaciones religiosas, probablemente por el incremento de la población y de las parroquias o quizás por facilidad de permanecer dentro de Leticia. Esa respuesta la deberán determinar las autoridades eclesiásticas de este Vicariato.
Los catequistas son de avanzada edad, lo que dificulta el interés de jóvenes y niños por la práctica de la religión católica. Hace algún tiempo no han tenido formación o actualización de los catequistas ni se han abierto espacios para nuevos catequistas o animadores. La evangelización en esta zona se ha limitado a lo sacramental y a la catequesis. A pesar de este entorno, es admirable como de las diez comunidades, cuatro que son totalmente católicas, no han permitido el ingreso de otras prácticas religiosas, porque dicen que son católicos y morirán católicos. Es muy bonito escuchar esto, a la vez que me confronta como católica qué podemos hacer para que se reactive y actualice la fe en estas comunidades.
Tuvimos una reunión con el Obispo de Leticia y nos animó a continuar con el trabajo pastoral. Ahora viene el momento de determinar el camino a seguir. Mientras tanto, en vista de las necesidades, como equipo estamos intentando ver que puede ser más urgente y de qué manera podemos sostener el trabajo que se pueda realizar. Hemos decidido organizar un encuentro de catequistas y de nuevos posibles jóvenes y adultos interesados en formarse y reavivar el fuego de la fe en sus comunidades. Es muy importante que ellos mismos expresen sus necesidades. Después de este encuentro podremos definir y priorizar las actividades a seguir en el trabajo pastoral para el próximo año 2017.
También visité la comunidad de Zaragoza junto a las Hnas. Noelia y Magnolia para acompañar y preparar a las personas que mostraron interés por bautizarse en las misiones de Navidad. Estuvimos 3 días visitando a las familias y conversando sobre el compromiso y la importancia del sacramento del bautismo.
Tuve además la oportunidad de apoyar el taller de pastoral social organizado por el Vicariato de Leticia con el tema “Pensamiento Occidental, Globalización y Resistencias Sociales”. Fue una experiencia que me permitió acercarme más a los pastoralistas de las diferentes parroquias de Leticia y de motivarlos para que apoyen a las comunidades ribereñas.
Este mes también pude colaborar con el mapeo de Fe y Alegría tabulando las encuestas que realizaron Pablo SJ y Robby. Esto me permitió a breves rasgos conocer la situación de Fe y Alegría en la Amazonía, en especial de los dos países que pude tabular los datos Ecuador y parte de Perú).
Fue un tiempo más bien de pocas visitas a las comunidades, un tiempo de reconocer el camino realizado en estos meses, de reconocer los rostros de las personas con quienes he compartido, de reconocer el cuidado de Dios en este caminar diario y de reconocer como Dios se ha ido manifestando en todo el trabajo realizado y en el trabajo de mi alrededor.
Un tiempo de recargarme y prepararme para el mes que viene con fuerza para las misiones y para la temporada Navideña que siempre sensibiliza nuestro corazón y nos prepara para seguir intentando ser coherentes con los llamados personales de servicio a los demás.
Les envío un gran abrazo con el cariño de siempre, agradeciendo su seguimiento y compañía en esta misión.
Lore
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