Marabá – Brasil, Julio 31 de 2014
Carmen Amaya y Jairo Forero – CVX Colombia
Carmen Amaya y Jairo Forero – CVX Colombia
Observando la orilla del río Itacaiunas Jairo y Vanalda |
La misión que nos ha regalado el Señor en esta tierra de Marabá es concreta y también muy frágil y pequeña. Necesita de nuestra parte, total entrega al trabajo, sin dejar de lado la oración y el discernimiento permanente para ser fieles a su voluntad y no desfigurar su mensaje; desenmascarando al mismo tiempo las tretas del mal espíritu que nos acecha constantemente, pues él ha sido enviado también en misión y trabaja con ahínco.
Agradecemos a toda la comunidad CVX mundial su acompañamiento y sus oraciones, también los mensajes de amor y ternura que hemos recibido de diversas partes del mundo, Italia, España, Colombia, Uruguay y muy especialmente las intenciones de nuestros hermanos de CVX Brasil, les llevamos en el corazón y oramos para que el Señor nos continúe iluminando en la construcción de su Reino como cuerpo apostólico. Nuestro silencio de este tiempo, por el cual pedimos disculpas a toda nuestra comunidad, no solo se debe a las dificultades de comunicación (conectividad), sino a la diversidad de actividades que nos han tenido bastante ocupados y que en medio de la adaptación al calor y la realidad concreta en que vivimos, no nos han permitido enviar con frecuencia nuestras cartas, ¡pero aquí estamos de nuevo!
En esta carta queremos contarles cómo vamos descubriendo nuestra misión, así como mostrarles algo de la realidad en la que vivimos y cómo vemos la voluntad de Dios cada día, transmitiéndoles algo de la alegría que nos colma al contemplar que nuestra misión ya tiene rostros y nombres concretos.
Marabá es una ciudad en crecimiento y expansión, es la segunda ciudad más grande e importante del estado de Pará; está atravesada por los ríos Itacaiunas, Araguaia y Tocantins, tiene cerca de 100 años de fundada y cuenta con 233.460 habitantes. Esta ciudad tiene una importancia económica estratégica para la región por el desarrollo de la industria del acero y la agricultura, cuenta con 6 núcleos urbanos. En la periferia de la ciudad está nuestra parroquia: Sagrada Familia, que está a cargo de los padres Jesuitas, el último de los barrios del núcleo llamado Ciudade Nova es Bela Vista, donde se encuentra la comunidad Nuestra Señora de la Paz, donde moramos.
Les contamos que nuestra presencia y trabajo en esta comunidad se da gracias al Programa de VOLUNTARIADO JESUÍTA NA AMAZÔNIA (VOJAM), que fue el servicio de la Compañía de Jesús que realizó la alianza con la CVX para que nosotros pudiésemos venir a trabajar como misioneros. Es así, desde el VOJAM que nos articulamos como comunidad CVX al trabajo que ya se viene realizando en el territorio Pan amazónico, es decir en colaboración inter-eclesial.
EL DESCUBRIMIENTO DE NUESTRA MISIÓN EN MARABÁ
Comunidad Nossa Senhora da Paz, aquí vivimos Al fondo se ve el templo. |
El Barrio Bela Vista es uno de los más distantes de la comunidad parroquial, está en la periferia de la ciudad y aún se mantiene como un barrio de ocupación no legalizado. En esta comunidad Nossa Senhora da Paz, vivían una religiosas de la congregación de Hermanas Doroteas que tenían aquí una guardería por tener un espacio adaptado para esta actividad y especialmente, porque una de las necesidades más urgentes de las madres de familia del barrio es tener un lugar para dejar sus hijos, asegurando una buena educación para ellos y así, tener tiempo para buscar trabajo o cuidar de los niños más pequeños.
Luego de tener reuniones con los padres José Miguel S.J. y Anselmo S.J., y hablar con diferentes líderes de la comunidad, así como de acercarnos a la realidad del barrio, reconocimos las pocas posibilidades que tenemos de reactivar la guardería, especialmente por la gran cantidad de trámites y permisos que se tienen que obtener de las instancias legales y por la falta de recursos económicos para abrirla y mantenerla en funcionamiento. Por ello, en reunión con el Padre Anselmo se decidió que la mejor alternativa para nuestro trabajo en Marabá es iniciar un núcleo del Projeto Educação e Cidadania – PEC que se viene liderando desde Manaus; con este proyecto se aprovechan los espacios disponibles en la comunidad y se da continuidad de alguna manera al trabajo ya iniciado por las hermanas Doroteas con la guardería. Además de esto, el proyecto buscará reavivar la dinámica de voluntariado en la comunidad que quedó muy frágil después de la salida de las hermanas.
Posesión del padre Joao Pedro con el obispo Dom Vital y personas de la parroquia |
Durante el mes de Julio nuestras actividades giraron en torno al arreglo de nuestra casa, participamos en diferentes encuentros de los grupos que trabajan en la comunidad: grupo de jóvenes, grupo de preparación de la liturgia dominical y pastoral de crianza. También participamos en las diferentes celebraciones de la parroquia como la posesión del nuevo párroco, lanzamiento del libro Anchieta: ¿Un santo desconocido? y la celebración de la fiesta de San Ignacio de Loyola. Nuestro proceso de adaptación a las condiciones de la parroquia es pausado, por la necesidad de perfeccionar nuestro dominio de la lengua portuguesa y conocer más de cerca las dinámicas de la comunidad en la que vivimos, así como las necesidades puntuales que requieren de nuestra participación.
Recolectando açaí con los jóvenes en la escuela del programa Escuela Familia – EFA |
En este tiempo nos hemos interesado además por conocer las comunidades de la parroquia, para ello visitamos con los padres José Miguel y Joao Pedro algunas que están en el territorio rural, también Vanalda, nos invitó a conocer una propuesta de educación alternativa rural denominada Escuela Familia en la que jóvenes campesinos alternan su estancia en la escuela internándose por períodos de 15 días para estudiar y aprender cómo tener una finca de manera sostenible. Por invitación del Padre Cícero, colaboramos además con la preparación del retiro para los jóvenes que se están en catequesis para recibir el sacramento de la Confirmación.
Poco a poco descubrimos las condiciones en que viven las familias del barrio Bela Vista, muchas de ellas llegan de otros municipios como Maranhão a buscar un futuro mejor, solo que al llegar al barrio se encuentran con falta de agua potable, de servicios básicos sanitarios, salud, organización social y particularmente de educación básica. En esta realidad del barrio encontramos grandes deficiencias de la escuela formal y reconocemos muy pertinente la implementación del proyecto PEC como complemento a la escuela formal y como alternativa de uso del tiempo libre para la niñez en el barrio.
SEÑOR, ENSÉÑANOS A VER CON TUS OJOS
Las condiciones de vida que tienen las familias de nuestro barrio son diversas y muy heterogéneas, algunas tienen lo básico para vivir y trabajan intensamente por mejorar su condición de vida, otras ya han conseguido tener más bienes, pero aún están aquellas que se mantienen frágiles y en condiciones precarias de salud, educación, alimentación y vivienda. Es muy fácil contemplar el pecado social en este rincón del mundo, un municipio que tiene tantos recursos derivados de la explotación minera y sus gobernantes no los destinan para el mejoramiento de las condiciones de vida de la gente, se pueden ver a simple vista los escandalosos actos de corrupción que siempre afectan a los más pobres.
Contemplando inicialmente esta realidad podemos ver que la reflexión y toma de conciencia de las comunidades frente a las dinámicas ecológicas en las que viven no se puede dar cuando las familias que las constituyen, muchas de ellas constituidas por madres solteras o abuelas con gran cantidad de niños a cargo, destinan todos sus esfuerzos a conseguir un pedazo de tierra para vivir, procurar el pan diario o una educación para que sus niños no se queden en la calle. Ciertamente las condiciones de vida de este territorio han cambiado como consecuencia de la devastación de la selva nativa, visitamos la familia de Milton y Lena que llevan más tiempo en el barrio y nos confirman que la colonización de territorios trajo consigo incrementos notorios en la temperatura, periodos de verano más intensos, escasez de lluvias y poca productividad de la tierra, sin embargo, las personas no relacionan estas dinámicas con su actuar cotidiano, ni hallan conexión entre el cuidado del medio ambiente con su propia sobrevivencia en el mundo.
En este tiempo de adaptación el Señor nos ha regalado la gracia de sentirnos pequeños e impotentes frente a la realidad de deterioro de la madre tierra, pero más cuestionados frente a cómo sobreviven las familias en condiciones precarias, cómo la vida se aferra a vivir en medio de las circunstancias más adversas. Experimentando el amor gratuito del Señor nos sentimos cada día más agradecidos, nos sentimos frágiles en sus manos, reconocemos que el mal espíritu nos invita a creer en la autosuficiencia y a despreciar la debilidad, nos damos cuenta que estar aquí representa en primer lugar una misión con nosotros mismos como pareja, con nuestro proceso personal de conversión antes que ir a evangelizar a otros y que la fe que profesamos es una gracia que recibimos de Dios para caminar en medio de la dificultad como lo contemplamos en las familias que visitamos.
Como comunidad, pidámosle al Señor la gracia de ver con sus ojos la realidad de la frontera ecológica, que él nos permita contemplarle en la vida que lucha por existir y en la muerte que nos sigue escandalizando, que nos dejemos tocar en lo más profundo del corazón por las realidades de aquellos que viven a nuestro alrededor y que busquemos hallarle sentido a nuestra fe en el encuentro de aquellos que más necesitan de nuestra presencia.
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